Todo parece más simple desde aquí. Nada duele. Se ha esfumado el olor a estreses que huyen de la constancia, se ha escapado por las rendijas del aire la ansiedad que te agarraba la garganta cuando tu O2 se extinguía. A veces parece que va a volver, por la noche, cuando nadie nada más que tú lo puede ver, como una película de terror...
Sabiendo que estos relatos
son fantasía, volvamos al presente.
Tic, tac, se acaba el
tiempo. Y todo se para. Sopla el viento desde el cristal queriendo decir algo,
ahogando tempestades, pero sigues en tu refugio. Las babas de caracol caen de
la pared y a ti no te importa, te da igual ya todo. ¿Dejaste de sentir? No, no
se trata de eso. Simplemente te has quedado caliente en la comodidad de pensar
en nada más que en ti. Un respiro para las almas que viven ajetreadas en la
naturaleza cada día por no ser devoradas.
Tranquila, todo va a salir
bien. Les has dado vueltas a las vueltas, recorrido kilómetros, sin que tus
pasos lleguen más allá de la habitación. Te has cansado. Ahora finalmente,
estás en paz. Has encontrado lo que necesitabas. En tu interior ya está
encendida esa luz que absorbe la energía del poder mental. Has dado con las
claves para poder avanzar en el laberinto que hacían los pensamientos en el
techo, aquellos que subieron por la estantería como diabólicos y risueños
personajes.
Trastornos que dañaron el
cerebro hoy se caen por el vacío del abismo. No te atreves a asomarte pero
sabes que a veces vuelven. Que no, que no les tienes miedo porque ya estás
acostumbrada. Pequeña cabra loca de Satán, no te libras de ninguna. En la cueva
estás como criatura oscura que guarda tesoros milenarios, que sólo tú sabes
apreciar. Le das la vuelta a las cosas y te salen carcajadas cuando vienen los
males. No dejes de reírte sola. (Parece que) estás loca.
Tortuga con caparazón de
cicatrices, un hogar duro y barrera antibiológica. Seguro que estás sana y por
eso durarás 200 años. Que no enfermen los de afuera, que no se pide más, que
los que quieres sigan pisando charcas de vida. Concentración en lo que importa,
orden en la sala y ojos que no ven. Aparcamos preocupaciones que hoy no están
en nuestras manos y que el sol nos salude diciendo que cada rayo llega en su
momento.
Te tocará salir en
primavera, lo tienes apuntado en el calendario.
Te viene un recuerdo, algo
llama en la puerta de la madriguera.
Toc toc
Y de repente
Tormenta.