miércoles, 12 de diciembre de 2012

Llega el día

Llega el día y todo lo que habías esperado se presenta ante tus ojos con una ráfaga de miedo. Sientes que el mundo se desmorona, pero aún así consigues dar con la fuerza que guía tus pies. Entonces, cuando te crees capaz de dar el primer paso, ves que donde has llegado no es lo que habías esperado encontrar. Todo tu mundo empieza a dar vueltas, te pierdes, sin saber para donde girar el volante que controla tu cuerpo y tus sentimientos. Sin saber por donde llegar al último minuto de esa pesadilla...

Imagina que en ese momento, en el que habías alcanzado la máxima ilusión, de repente pierdes la espezanza, de repente la luz que esta emitía se apaga. Cuando crees desesperadamente en algo, duele ver como pasa ante ti la oportunidad que estabas esperando, duele ver a un corazón partirse en mil pedazos después de haber latido única y exclusivamente por conseguir la libertad.

Sin embargo, una pequeña lucecita empieza a brillar, una pequeña voz grita dentro de ti, intenta ser escuchada. Es entonces cuando, después de tanto llorar, después de tanto temblar, el siguiente suspiro  se hace más firme. Es entonces cuando escuchas a tu corazón prometiendo que ese día llegará si no paras de intentarlo.

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