miércoles, 10 de noviembre de 2021

Las consecuencias...

 Antes de empezar, debes saber, una vez más, que se me puede dar mal expresar lo que siento. Que las largas horas de llanto profundo pesan cada vez más. Que la emoción se ahogó en el último sollozo, pero el hecho de que un corazón sea de piedra no quiere decir que no sienta nada.

Me pregunto dónde está el límite entre lo que te hace bien y lo que puedes seguir aguantando, sosteniendo la pala con la que se escaba tu propia tumba. Cuando estás acostumbrado a las decepciones, a los cuchillos que te clava la gente con la que te sentías bien, a la inocencia que se desgasta con cada vez que no puedes dormir por la misma razón de siempre. Todo se repite.

Estás tú solo en esta vida y no hay más opciones que seguir adelante aunque haya cosas que no te gusten, qué le vamos a hacer. El corazón ya se ha hecho de hielo y no tiene vuelta atrás, no le afecta más nada y efectivamente, habla con frialdad. Existe ya una coraza que no hay dios que pueda destruirla. En estos momentos, justo ahora mismo, no soy capaz de sentir nada, lo siento.

Es como vivir sin más, estar por estar, estar por callar, por no decir lo que quiero. Siempre quedarán cosas por decirte, siempre. En ese instante en el que sólo quieres huir de tu cruel realidad, no se te ocurren las palabras que benefician a un alma sana y un favorecido karma. Me acordaré de ti cuando tenga la ilusión de contarte algo… pero ya no estés.

No me digas que no te sientes influenciado por la masa del falso poder, de querer controlarlo todo, del egoísmo, de tener mucho morro, porque no me lo creo. Quiero alejarme, porque no quiero estar cerca de mis demonios ninguna vez más. Esta vez soy yo el Diablo. Y que sea algo corto para que no pueda ser proporcional al dolor. Como amor pasajero. Lo sé… por dentro sé que estoy mintiendo.

Qué le vamos a hacer, qué le vamos a hacer, si el caballo tordo no quiere ir por el sendero que va el caballo oscuro por mucho que le quiera. Es como naufragar durante días sin la esperanza de ver tierra firme, como volar a ciegas hacia el sol rodeado de nubes negras. Es creerse en el Edén, cuando vas por el bosque infernal. 

 

Ahora bien, las consecuencias:

Las consecuencias… Lanzas una bomba sin mirar donde cae y sales corriendo. Así no se hacen las cosas. Sin embargo, te entiendo, tienes miedo.

Te está dando razones suficientes para saber que no es para ti. Te reemplaza en 10 minutos. Aparenta ser lo que no es. Ya te lo dijo: ‘’No quiero que haya confusiones’’.

Entonces, ¿por qué prolongarlo más?

Las consecuencias… Las consecuencias de decir lo que sientes están destinadas a ir a mejor, por el camino correcto, siempre que las sepas decir con el corazón.

No temas. Es difícil no huir, lo se, pero lo estás haciendo bien. Poco a poco liberarás eso que tienes dentro. Tu pequeña finalidad es expulsarlo de tu vida. ¿Por qué? Porque no quieres pasar por lo mismo de siempre, lo tienes claro.

Las consecuencias… también pueden ser perjudiciales para la otra persona. ‘’Responsabilidad afectiva’’ lo llaman, pero, ¿y yo? ¿Dónde quedo yo en eso, si sigo como hasta ahora?

Se quedará todo en su lugar con el tiempo aunque no lo entiendas. Esa es la consecuencia última.

Como amigos con derecho, pero… sin derecho al amor.

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