martes, 14 de abril de 2020
Vamos lento
Está
todo ahí, lo puedes tocar, pero se mueve. Se mueve sin ninguna prisa, sin saber
qué va a pasar mañana. Vives en el día,
no te puede preocupar nada ahora. Los que estaban siguen ahí en algún lugar, te
los tienes que imaginar, porque ya no les ves. Recuerdas tantas caras, pero te
quedas con una. La de tu espejo. Hace mucho que no te maquillas y te has dado
cuenta que estás mejor así. Estás en la comodidad absoluta, sentado en una nube
suave y cálida, no como las del cielo. Mirando al vacío se pueden ver tantas
cosas, tantas como recuerdos o imaginaciones que alguien pueda crear. Te has
dado cuenta de que lo simple está rodeándote, pero lo complejo y diverso reside
en tu interior. Y te hace cosquillas como si fueran las alas de un insecto.
Nada puede salir mal ahora mismo. Vamos a mantener la calma, porque caminamos
lento y mientras nos hacemos más fuertes sin darnos cuenta. Vienen momentos
delicados, pero lo estás agarrando mejor de lo que esperabas. Delicada y frágil
puede ser la mente, que con un soplido se expandirse por toda tu habitación,
como una onda de energía y luz que llegará poco a poco hasta el espacio y las
estrellas. Déjala que haga lo que quiera, porque es bueno, porque es saludable
saberla controlar y tú entiendes sus mecanismos más que nadie. Vas a llegar muy
lejos. Las tortugas son sabias, viven muchos años, caminan a su ritmo, el que
les dicta sus sentimientos. Nos podemos relajar en un conjunto, un planeta al
unísono, con los ojos bien abiertos. Que aunque no veas el horizonte, la hierba
a tus pies crece y pronto verás el naranja del amanecer.
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